SUNAT, queremos escucharte (Editorial)
Universitario es un club que busca hoy de un modo serio y profesional superar los errores de su pasado. Se emplean todos los caminos viables para lograrlo, y lo vamos a conseguir sin sacrificios traumáticos, que de ello no queden dudas. Pero uno de los principales escollos que tenemos es el propio Estado con un trato discriminatorio por parte de algunos de sus empleados, el cual evidencia alguna voluntad extraña de enredar todo buen propósito de nuestra parte.
Nuestro Club en la actualidad viene intentando modificar su estatuto a fin de encuadrarse dentro de los requisitos de acogimiento a un beneficio al cual todas las asociaciones sin fines de lucro tienen derecho como es, por ejemplo, la exoneración al pago del Impuesto a la Renta. Al estar exonerados podemos lograr una resolución que nos declare ‘inafectos’ al Impuesto General a las Ventas y, al mismo tiempo, quedar facultados para solicitar una resolución al Ministerio de Economía y Finanzas que nos declare sujeto a ‘percepción de donaciones públicas’ por parte de empresas o personas que deseen colaborar con el club, y obtener así un certificado de donación. Solicitar ello es solo acogerse a lo que pide y obtiene cualquier asociación común y silvestre.
Se preguntarán entonces en qué radica el entrampamiento. Pues bien, Sunat, para desactivar esta posibilidad del Club de resolver problemas financieros, se niega a aceptar la modificación acordada de nuestros estatutos, aduciendo argumentos que nos hacen sonreir, ya que existe un Plan de Reestructuración aprobado que descarta cualquier alternativa atentatoria contra los intereses de nuestra Institución y de millones de hinchas que miran con entendible y loable atención nuestro desenvolvimiento económico y administrativo.
Así por ejemplo, el Club debe tener este año una utilidad de cinco millones aproximadamente, con lo cual nos correspondería pagar el 30 por ciento de Impuesto a la Renta, es decir un millón y medio de soles. No estamos hoy exonerados de los pagos a cuenta de este impuesto (pudiendo legalmente estarlo), lo que perjudica innecesariamente nuestra liquidez debido a la falta de voluntad de malos funcionarios de Sunat que persiguen intereses de terceros. Dichos intereses están, tal vez, relacionados a la posibilidad de hacerse de activos de empresas conflictuadas, usando para ello el sistema concursal, la Sunat e inclusive organismos relacionados al fútbol como la recién implementada y distraída Comisión de Licencias.
Tal situación, el someternos al pago de deudas tributarias a las que en condiciones normales seríamos ajenos, son las que propiciaron el que el Club sea despojado de puntos ganados en la cancha, o que hoy esté imposibilitado de contratar debido a sanciones ‘hechas a medida’ para la ‘U’. Estamos hoy viendo que hay clubes que no pueden pagar ni los sueldos de sus futbolistas por largos meses y no hay mayor problema para ellos. No queremos pensar que existe una acción concertada, en tal sentido, entre organismos estatales y deportivos tales como la Federación Peruana de Fútbol.
Exhortamos a los hinchas a estar atentos a lo que ocurra próximamente en la Junta de Acreedores, donde Sunat deberá manifestar con su voto si está a favor de la recuperación del Club otorgándole un legítimo beneficio, salvo que su propósito sea diametralmente opuesto.
Nuestro Club en la actualidad viene intentando modificar su estatuto a fin de encuadrarse dentro de los requisitos de acogimiento a un beneficio al cual todas las asociaciones sin fines de lucro tienen derecho como es, por ejemplo, la exoneración al pago del Impuesto a la Renta. Al estar exonerados podemos lograr una resolución que nos declare ‘inafectos’ al Impuesto General a las Ventas y, al mismo tiempo, quedar facultados para solicitar una resolución al Ministerio de Economía y Finanzas que nos declare sujeto a ‘percepción de donaciones públicas’ por parte de empresas o personas que deseen colaborar con el club, y obtener así un certificado de donación. Solicitar ello es solo acogerse a lo que pide y obtiene cualquier asociación común y silvestre.
Se preguntarán entonces en qué radica el entrampamiento. Pues bien, Sunat, para desactivar esta posibilidad del Club de resolver problemas financieros, se niega a aceptar la modificación acordada de nuestros estatutos, aduciendo argumentos que nos hacen sonreir, ya que existe un Plan de Reestructuración aprobado que descarta cualquier alternativa atentatoria contra los intereses de nuestra Institución y de millones de hinchas que miran con entendible y loable atención nuestro desenvolvimiento económico y administrativo.
Así por ejemplo, el Club debe tener este año una utilidad de cinco millones aproximadamente, con lo cual nos correspondería pagar el 30 por ciento de Impuesto a la Renta, es decir un millón y medio de soles. No estamos hoy exonerados de los pagos a cuenta de este impuesto (pudiendo legalmente estarlo), lo que perjudica innecesariamente nuestra liquidez debido a la falta de voluntad de malos funcionarios de Sunat que persiguen intereses de terceros. Dichos intereses están, tal vez, relacionados a la posibilidad de hacerse de activos de empresas conflictuadas, usando para ello el sistema concursal, la Sunat e inclusive organismos relacionados al fútbol como la recién implementada y distraída Comisión de Licencias.
Tal situación, el someternos al pago de deudas tributarias a las que en condiciones normales seríamos ajenos, son las que propiciaron el que el Club sea despojado de puntos ganados en la cancha, o que hoy esté imposibilitado de contratar debido a sanciones ‘hechas a medida’ para la ‘U’. Estamos hoy viendo que hay clubes que no pueden pagar ni los sueldos de sus futbolistas por largos meses y no hay mayor problema para ellos. No queremos pensar que existe una acción concertada, en tal sentido, entre organismos estatales y deportivos tales como la Federación Peruana de Fútbol.
Exhortamos a los hinchas a estar atentos a lo que ocurra próximamente en la Junta de Acreedores, donde Sunat deberá manifestar con su voto si está a favor de la recuperación del Club otorgándole un legítimo beneficio, salvo que su propósito sea diametralmente opuesto.